EUROPA
PRESS
15 noviembre
2019
Cómo
nuestro estilo de vida afecta a nuestra piel
Nuestra piel es el reflejo del estado
de nuestra mente y de nuestro cuerpo. Una piel sana está estrechamente
relacionada con una mente y un cuerpo sanos. Aunque no podemos cambiar nuestra
genética, sí que podemos controlar los factores ambientales y relacionados con
el estilo de vida, que nos afectan enormemente.
Así, cuando se trata de la piel uno de los mandamientos
básicos de la belleza es dormir lo suficiente. "Los estudios
experimentales han demostrado que la falta de sueño puede hacer que tengamos un
aspecto menos saludable, menos atractivo, y más cansado", subraya la
dermatóloga del Servicio Nacional de Salud británico (NHS por sus siglas en
inglés) Anjali Mahto.
En 'La Biblia del Cuidado de la Piel' (Zenith),
esta experta advierte de que la privación de sueño puede empeorar las ojeras, y
dar lugar a una piel cetrina y opaca.
Asimismo, considera que cuando dormimos la piel entra en un estado de
reparación y de regeneración. "Aparte de optimizar la rutina de su cuidado
para aprovecharlo, es fundamental dormir lo suficiente para que estos procesos
puedan tener lugar de manera eficiente", subraya.
En segundo lugar, esta especialista señala al microbioma humano. "La piel es estéril en el útero.
Pero al nacer los microbios empiezan a colonizarla rápidamente y forman un
complejo ecosistema que vive junto a nosotros, que comprende virus, bacterias,
y hongos. Es heterogéneo y varía entre las personas. Su mantenimiento, según asegura,
es beneficioso para la salud porque estos microbios "impiden que la piel
sea invadida por patógenos o microbios malos".
También dice que desempeñan un papel importante en la
optimización de la función inmunitaria de la piel y en los procesos metabólicos.
Eso sí, alerta de que la alteración del microbioma
cutáneo puede desempeñar un papel destacado en enfermedades de la piel como el
acné o el eccema.
La alimentación es el tercer punto sobre el que la doctora Anjali Mahto hace hincapié.
"La alimentación ideal tiene como objetivo reducir la inflamación y el
daño de los radicales libres. Los antioxidantes, los minerales, y otros
nutrientes son necesarios para mantener la integridad de la piel y actúan como
cofactores para facilitar los procesos bioquímicos del organismo. Siempre que
sea posible es mucho mejor obtenerlos a través de la dieta en forma de
alimentos enteros que tomar complementos", subraya.
En concreto, enumera los siguientes alimentos para mantener
una piel sana: Pescado graso como salmón, caballa y arenque; fruta y verdura;
frutos secos y semillas; el té verde; aceite de oliva; legumbres; y el
chocolate negro. En cambio, advierte de que habría que limitar los azúcares y
los hidratos de carbono refinados, que contribuyen a la inflamación y
envejecimiento prematuro de la piel.
Seguidamente se encontraría el ejercicio, que también
influye sobre la piel. Aquí critica el mito de que el sudor es bueno para
eliminar toxinas del cuerpo, cosa que dice que no es cierta. No obstante,
menciona que los beneficios del ejercicio sobre la piel son: mejora el aporte
de sangre a las células cutáneas y con ellos la eliminación de radicales
libres; reduce el estrés, responsable de agravar muchas afecciones cutáneas
inflamatorias (acné, eccema o psoriasis); es bueno para el problema de la
celulitis.
La contaminación, según añade la dermatóloga del NHS,
influye igualmente en el estado de nuestra piel, avisando de que se trata de un
"problema enorme" dado que la piel es nuestra barrera más externa y
una de las primeras dianas contra la contaminación atmosférica. Ésta contribuye
al envejecimiento prematuro de la piel, con la aparición de arrugas o manchas
pigmentarias, así como a un empeoramiento de las enfermedades inflamatorias
(eccema, psoriasis y acné).
El tabaquismo es otro factor que afecta a nuestra piel y se
ha asociado al envejecimiento y a las arrugas prematuras, así como a la mala
cicatrización o el retraso de ésta, y al empeoramiento de varias enfermedades
cutáneas. "Los fumadores tienen un mayor riesgo de padecer varios
trastornos cutáneos. En concreto un tipo de cáncer de piel, el 'carcinoma espinocelular', y otras afecciones inflamatorias, como la
psoriasis, la hidrosadenitis supurativa, y el lupus
eritematoso discoide.
El problema del
alcohol
Por otro lado, la doctora Mahto
sostiene que el consumo habitual de alcohol "puede causar estragos en la
piel" ya que es diurético y como consecuencia puede deshidratar la piel,
por ejemplo. "Al día siguiente de una gran fiesta la piel tiene un aspecto
pálido, cetrino y menos voluminoso", avisa la dermatóloga.
Además, señala que la deshidratación también hace que el
cuerpo retenga tota el agua que le queda, a menudo en la cara, y eso puede
traducirse en una hinchazón visible. Con el tiempo, además, aparecen enrojecimiento,
vasos sanguíneos prominentes y capilares rotos en la cara.